1.2.11

Un libro y un café…
Aquel día 5 de febrero, estaba yo sentada allí, en esa pequeña fuente, pensando si era verdad lo que había sucedido.
Hacía frío, un frío aterrador, por eso decidí irme a casa e intentar dejar de pensar un poco en todo. Me subí al autobús, me puse los cascos, sonaba una canción muy bonita, pero a la vez muy triste, decidí cambiar y poner algo que no me recordara a esa persona, extremoduro sonaba ahora.
Llegué, me puse el pijama me preparé un café y me tiré en el sofá a ver la televisión, pero no echaban nada que me interesara, todo era amor y más amor. La apagué, me preparé otro café era lo que más me apetecía en esos momentos, café y sofá.
No podía creer que esa discusión había sido cierta, y que aquella relación de tanto tiempo terminó así…
Aquella misma tarde del 5 de febrero, íbamos hacia un parque, nuestro parque, donde empezó todo. Tuvimos esa discusión en la que decía que quería más libertad pasar más tiempo con sus amigos y no conmigo, yo le dije que de acuerdo, pero que tampoco es que pasáramos mucho tiempo juntos, entre el trabajo, la universidad… Y por esa simple razón hubo una gran pelea en la que dijimos muchas tonterías, entre ellas, que no queríamos saber más el uno del otro.
Sé que todo lo que dijo, lo hizo solamente para hacerme daño, que no sentía lo que decía, que todavía me amaba. O por lo menos esa era mi esperanza.
Jose, ese era su nombre. Un nombre que yo no podía sacarme de la cabeza y mucho menos, de mi corazón.
El día 8 de febrero llamaron a la puerta, era él. Con un ramo de rosas rojas en la mano. Pidiéndome mil y una disculpas. Yo le miré a los ojos y, con una simple mirada, solo una, sabía que no tenía más que decir, que era el amor de mi vida y le quería siempre a mi lado.

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